ARTE E HISTORIA DEL TEMPLO

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Santa María de la Asunción de Dueñas


    La iglesia parroquial de Dueñas está dedicada a la Asunción de la Virgen María y es un templo que comienza a construirse a finales del siglo XII sobre una planta de planificación todavía románica de cruz latina no destacada en planta dividida en tres naves de 35m. de largo por 21m. de ancho pero que, con la evolución de las obras de construcción, va a ir adoptando las soluciones del nuevo estilo arquitectónico que penetraba desde Francia por el cercano Camino de Santiago: el gótico, por lo que responde a un estilo de transición entre ambos estilos que ha venido a denominarse como proto-gótico.
  
  Por ello, perviven todavía hoy influencias románicas en la parte de la cabecera, correspondiendo a la capilla absidial del lado del Evangelito el honor de tratarse de la parte más antigua de la iglesia, dedicada hoy a alojar el Sagrario y el Santísimo, que cubre ya con bóveda de crucería pero cuenta también con una bóveda de horno y un ventanal con arco de medio punto y capiteles románicos, cegado en alabastro, material que se utilizaba en Europa antes de la difusión del vidrio en el siglo XII. Cobija, además, la obra más antigua, la única que se conserva del momento de construcción de la iglesia: un Cristo Crucificado del siglo XIII que, al igual que la iglesia, responde a un momento de transición románico-gótico.
    
  Las naves de la iglesia cubren ya con arcos ojivales y bóvedas de crucería cuatripartita, características de un estado inicial del gótico, presentando una gran homogeneidad arquitectónica en el interior del templo. Sin embargo, como en todos los monumentos de este tipo, la iglesia parroquial de Dueñas va a ir sufriendo modificaciones y añadidos con el paso del tiempo que, actualmente, dan lugar a que desde el exterior no presente tal uniformidad arquitectónica y, mientras que la portada y la torre son del siglo XVI renacentistas, la cúpula y cimborrio del crucero son del XVII barrocos y la Sacristía y puerta meridional son del siglo XVIII neoclásicos, por lo que podemos decir que la iglesia de Dueñas es una verdadera lección de arte que abarca todos los estilos arquitectónicos.Del exterior cabe destacar la torre-campanario, pues mide más de 40m. y se ha convertido en el símbolo de la localidad, tratándose posiblemente de uno de los primeros ejemplos del estilo herreriano en la meseta norte, pues sus trazas fueron dadas por un discípulo del propio Juan de Herrera en El Escorial, Alonso de Tolosa, en 1585.



    Todo ello la convierte ya en uno de los conjuntos monumentales más importantes de la región; pero el verdadero valor de esta iglesia se custodia en su interior y se debe precisamente a la riqueza artística que cobijan sus muros con obras de incalculable valor donde podemos destacar: un Cristo Yacente de la escuela de Gregorio Fernández que procesiona el Viernes Santo, 



un San Isidro, patrón de la villa cuya festividad se celebra con una romería el 15 de mayo al cercano monasterio de San Isidro de Dueñas, más conocido como La Trapa, y que se atribuye al propio Gregorio Fernández ubicado dentro de un retablo rococó de finales del siglo XVIII, un sepulcro gótico del siglo XIII perteneciente a un descendiente de Fernando III el Santo y, sobre todo, en el museo parroquial alojado en la Sacristía, la obra más importante, un Ecce Homo de Diego de Siloé de 1525 que procesiona el Jueves Santo y que destaca sobre el resto de piezas y tallas del museo como la cruz procesional, cáliz y portapaz de plata sobredorada del siglo XVI con la firma de Juan Lorenzo, orfebre vallisoletano, vestiduras eclesiásticas, relicarios, objetos litúrgicos, un palio, etc.




    Además de toda esta rica imaginería, en sus naves se encuentran esparcidos numerosos retablos entre los que podemos destacar el de San Ildefonso con tablas renacentistas del siglo XVI o el de la Santísima Trinidad y el de la Inmaculada Concepción del siglo XVIII, éste último con un cuadro de Jerónimo López que sigue el modelo de Inmaculada implantado por Gregorio Fernández y con una puerta de sagrario con un Ecce Homo flamenco del siglo XVI. 

    A pesar de toda esta riqueza artística, la joya sublime de este templo es el conjunto formado por el Altar Mayor, situado en el ábside central de 15m. de profundidad por 7m. de ancho y 11m. de altura.



    La obra más conocida es el retablo mayor, considerado como uno de los mejores en su estilo, construido entre 1510 y 1518 y cuya estructura y composición responden al gótico, por lo que es considerado como un retablo tardogótico que, de hecho, cierra el gótico en Castilla, pero en el que las tallas escultóricas permiten ver influencias ya del renacimiento. En su realización intervienen las manos de diferentes artistas pero cabe destacar que se trata de un retablo hispanoflamenco, cuyos artistas principales proceden de Flandes: el Maese Antonio (identificado con Antonio de Malinas) y Giralte de Bruselas, pero cuyos ensambladores fueron Pedro Manso y Alonso de Ampudia y fue policromado por un tal Alexander. Todo el retablo está cuajado de tallas de madera policromada de bulto redondo bajo doseletes góticos, en el que las escenas representan una catequesis de la vida de Cristo y de la Virgen, rematada
con el Calvario de Cristo y con la titular de la iglesia, Santa María de la Asunción, en el centro. Todas estas escenas se completan en las entrecalles con imágenes individuales de los 12 apóstoles, con cuatro profetas del antiguo testamento en las esquinas y los cuatro evangelistas en el banco o predela y los reyes David y Salomón en torno a un Llanto sobre Cristo Muerto.Restaurado en 2010, se ha convertido en el símbolo de la iglesia,pero esto ha dado lugar a que se desconozca otra pieza única: la sillería del coro gótica datada de en torno al 1500, anónima, de nogal blanco, y que ha sufrido numerosas modificaciones pero que conserva 20 sitiales donde destacan los relieves de sus respaldos, pues están decorados con figuras fantásticas y mitológicas (centauros, sirenas, faunos, y otros seres sin identificar mitad humanos, mitad animales, con garras) que emergen siempre de un follaje exótico de climas tropicales, incluso con representaciones de piñas, por lo que ha venido a denominarse como “decoración salvaje” y que sólo puede compararse con otras dos sillerías de toda Castilla, pues este tipo de decoración es impensable después de Trento.

    Por último, el conjunto del Altar Mayor se cierra con el panteón condal de los Acuña, condes de Buendía, que fueron señores de Dueñas en los siglos XV y XVI, estableciendo aquí la cabeza de sus estados señoriales y, por tanto, su residencia habitual, decidiendo convertir el Altar Mayor de su iglesia mayor en el panteón familiar. Actualmente se conservan tan sólo cuatro sepulcros, los situados en las paredes del altar, pero se ha perdido la bóveda o cripta donde estaban enterrados el resto de titulares del condado junto con algunas de sus esposas. De gran interés artístico, no nos vamos a detener en sus detalles sino que destacamos que se conservan el de Pedro de Acuña (m.1482), I conde de Buendía, en el lado del Evangelio y, frente a él, en el lado de la Epístola, el de su hijo Lope Vázquez de Acuña (m. 1489), II conde de Buendía y adelantado de Cazorla, y su esposa Inés Enríquez de Quiñones (m. 1488), tía de Fernando el Católico y, de ahí, la vinculación de los Reyes Católicos con Dueñas, donde llega Fernando para conocer a Isabel, donde se cobijan de Enrique IV tras su boda en Valladolid y, por tanto, nace su primogénita Isabel, se crea la Santa Hermandad y Fernando recibe el Toisón de Oro y contrae matrimonio con Germana de Foix. Todos estos sepulcros datan de finales del siglo XV y responden a un estilo gótico, pero el cuarto y último que cierra este conjunto funerario en el cuartel libre restante en el lado del Evangelio data ya de mediados del siglo XVI (en torno a 1559), renacentista, realizado por Manuel Álvarez para el sepulcro de Fadrique de Acuña (m. 1558), V conde de Buendía.

    Todo ello, da lugar a que la iglesia parroquial de Dueñas sea una de las más visitadas de la provincia y de la región con en torno a 4.000 turistas anuales, estando abierta a las visitas de martes a domingo en Semana Santa y en el periodo estival (julio-agosto-septiembre) en el siguiente horario:
 
 
RECUPERACION DE PATRIMONIO- AÑO 2019-

Suerte o casualidad.
Hace algo más de un año, durante una visita a la Iglesia de S. Agustín, además de palomas, “maldita palomina”, piedras de la parroquia, cascotes, maderas, retablos, -que pena de edificio, algún día nos lamentaremos…- me di cuenta de que en el grandioso coro, junto a cuadros, un gran facistol, alguna figura, sagrarios de diferentes modelos, frontales de altar, había algo diferente que me llamó la atención.
 Al principio no sabía bien qué podría ser; parecía un puzle gigante, pero una vez que fui separando y apartando piezas pequeñas y otras más grandes, columnas, hornacinas… algo que me hacía pensar que se podría intentar montarlo.
Todo ello se bajó a la parte interior del templo  S. Agustín, justo debajo del coro que hoy gracias a alguna cofradía está limpio y decente. 
Ante la duda y con el visto bueno del párroco pedimos opinión a nuestra vecina, restauradora de oficio, Dª Virginia Chacón Medina. Después de una primera ojeada y para asegurarse se llevó una pequeña pieza.
Qué vería que al día siguiente me llamó para comentarme que no hiciéramos nada.  Quería verlo más detenidamente acompañada de técnicos del Obispado y así se hizo.
Vieron las piezas, comprobaron su estado y pocos días después con la ayuda de nuestro amigo Fernando Bombín   transportamos todo, junto con un pequeño sagrario, que también parecía interesante, a las dependencias del Obispado de Palencia, el anterior Seminario Menor, donde desde hace años se viene realizando una importante y especial labor de restauración de retablos, cuadros, casullas, imágenes….

Suerte.
Se iba a restaurar la pieza, incluyéndolo en el convenio del Obispado con la Diputación de Palencia.
En este convenio, en el equipo de restauradores, además de Virginia también tenemos a otra vecina de Dueñas,   Clara Muñoz.  Dos buenas personas y que quieren a su pueblo.
Creo que todo ha influido en el proceso. Son de Dueñas y desde el primer momento han contribuido a valorar, limpiar, ordenar y montar esta pieza.
En la primera foto que nos envió Virginia ya se veía lo que era: Un gran sagrario y !sorpresa¡ en el fondo de éste, una “Santa Cena” que estaba en otro pequeño sagrario.
Sí que es verdad que faltaban piezas, no demasiadas para el tamaño del sagrario, pero poco a poco se fue reconstruyendo, siempre según las ideas actuales en restauración.
En la complicada tarea de eliminar capas de pintura, ceras, carcoma… aparecieron diferentes imágenes, así como figuras de aves y ángeles.

 Casualidad.
El resultado final ha sido espectacular: Una pieza de arte del siglo XVI.
Lo que sabemos por D. José Luis Calvo, delegado de patrimonio del Obispado, es que era un sagrario que formó parte de un primitivo altar Mayor de nuestra Iglesia Parroquial y que por diferentes motivos, posiblemente para hacer uno más grande, se llevó a S. Agustín  a petición de los monjes Agustinos.
El lugar que se ha fijado para su emplazamiento realza la pieza, así como la labor hecha en ella, y desde su colocación nos parece que lleva ahí toda la vida.
Sabemos que hay muchos  parecidos,  y no muy lejos de Dueñas; pero el hecho de haber podido recuperar algo de nuestro patrimonio que estaba olvidado y posiblemente sentenciado a perderse,  a mí personalmente, a los que han demostrado  su saber profesional, a todos los que han participado de alguna manera en su recuperación y creo que a todos los de Dueñas nos hace estar orgullosos.
Se ha recuperado una pequeña parte de nuestra Historia.         Angel Carlos Diez Diez