Santa
María de la Asunción
de Dueñas
La iglesia parroquial de Dueñas está dedicada a
Por ello, perviven todavía hoy influencias románicas en la parte de la cabecera, correspondiendo a la capilla absidial del lado del Evangelito el honor de tratarse de la parte más antigua de la iglesia, dedicada hoy a alojar el Sagrario y el Santísimo, que cubre ya con bóveda de crucería pero cuenta también con una bóveda de horno y un ventanal con arco de medio punto y capiteles románicos, cegado en alabastro, material que se utilizaba en Europa antes de la difusión del vidrio en el siglo XII. Cobija, además, la obra más antigua, la única que se conserva del momento de construcción de la iglesia: un Cristo Crucificado del siglo XIII que, al igual que la iglesia, responde a un momento de transición románico-gótico.
Las naves de la iglesia cubren ya con arcos ojivales y bóvedas de crucería cuatripartita, características de un estado inicial del gótico, presentando una gran homogeneidad arquitectónica en el interior del templo. Sin embargo, como en todos los monumentos de este tipo, la iglesia parroquial de Dueñas va a ir sufriendo modificaciones y añadidos con el paso del tiempo que, actualmente, dan lugar a que desde el exterior no presente tal uniformidad arquitectónica y, mientras que la portada y la torre son del siglo XVI renacentistas, la cúpula y cimborrio del crucero son del XVII barrocos y
Todo ello la convierte ya
en uno de los conjuntos monumentales más importantes de la región; pero el
verdadero valor de esta iglesia se custodia en su interior y se debe
precisamente a la riqueza artística que cobijan sus muros con obras de
incalculable valor donde podemos destacar: un Cristo Yacente de la escuela de
Gregorio Fernández que procesiona el Viernes Santo,
un San Isidro, patrón de la villa cuya
festividad se celebra con una romería el 15 de mayo al cercano monasterio de
San Isidro de Dueñas, más conocido como La Trapa , y que se atribuye al propio Gregorio
Fernández ubicado dentro de un retablo rococó de finales del siglo XVIII, un
sepulcro gótico del siglo XIII perteneciente a un descendiente de Fernando III
el Santo y, sobre todo, en el museo parroquial alojado en la Sacristía , la obra más
importante, un Ecce Homo de Diego de Siloé de 1525 que procesiona el Jueves
Santo y que destaca sobre el resto de piezas y tallas del museo como la cruz
procesional, cáliz y portapaz de plata sobredorada del siglo XVI con la firma
de Juan Lorenzo, orfebre vallisoletano, vestiduras eclesiásticas, relicarios,
objetos litúrgicos, un palio, etc.
Además de toda esta rica imaginería, en sus
naves se encuentran esparcidos numerosos retablos entre los que podemos
destacar el de San Ildefonso con tablas renacentistas del siglo XVI o el de la Santísima Trinidad
y el de la
Inmaculada Concepción del siglo XVIII, éste último con un
cuadro de Jerónimo López que sigue el modelo de Inmaculada implantado por
Gregorio Fernández y con una puerta de sagrario con un Ecce Homo flamenco del
siglo XVI.
A
pesar de toda esta riqueza artística, la joya sublime de este templo es el
conjunto formado por el Altar Mayor, situado en el ábside central de 15m. de
profundidad por 7m. de ancho y 11m. de altura.
La obra más conocida es el retablo mayor,
considerado como uno de los mejores en su estilo, construido entre 1510 y 1518
y cuya estructura y composición responden al gótico, por lo que es considerado
como un retablo tardogótico que, de hecho, cierra el gótico en Castilla, pero
en el que las tallas escultóricas permiten ver influencias ya del renacimiento.
En su realización intervienen las manos de diferentes artistas pero cabe
destacar que se trata de un retablo hispanoflamenco, cuyos artistas principales
proceden de Flandes: el Maese Antonio (identificado con Antonio de Malinas) y
Giralte de Bruselas, pero cuyos ensambladores fueron Pedro Manso y Alonso de
Ampudia y fue policromado por un tal Alexander. Todo el retablo está cuajado de
tallas de madera policromada de bulto redondo bajo doseletes góticos, en el que
las escenas representan una catequesis de la vida de Cristo y de la Virgen, rematada
con el
Calvario de Cristo y con la titular de la iglesia, Santa María de
Todo ello, da lugar a que la iglesia
parroquial de Dueñas sea una de las más visitadas de la provincia y de la
región con en torno a 4.000 turistas anuales, estando abierta a las visitas de
martes a domingo en Semana Santa y en el periodo estival
(julio-agosto-septiembre) en el siguiente horario:
RECUPERACION DE PATRIMONIO- AÑO 2019-
Hace algo más de un año, durante una visita a la Iglesia de
S. Agustín, además de palomas, “maldita palomina”, piedras de la parroquia,
cascotes, maderas, retablos, -que pena de edificio, algún día nos
lamentaremos…- me di cuenta de que en el grandioso coro, junto a cuadros, un
gran facistol, alguna figura, sagrarios de diferentes modelos, frontales de
altar, había algo diferente que me llamó la atención.
Al principio no sabía
bien qué podría ser; parecía un puzle gigante, pero una vez que fui separando y
apartando piezas pequeñas y otras más grandes, columnas, hornacinas… algo que
me hacía pensar que se podría intentar montarlo.
Todo ello se bajó a la parte interior del templo S. Agustín, justo debajo del coro que hoy
gracias a alguna cofradía está limpio y decente.
Ante la duda y con el visto bueno del párroco pedimos
opinión a nuestra vecina, restauradora de oficio, Dª Virginia Chacón Medina.
Después de una primera ojeada y para asegurarse se llevó una pequeña pieza.
Qué vería que al día siguiente me llamó para comentarme que
no hiciéramos nada. Quería verlo más
detenidamente acompañada de técnicos del Obispado y así se hizo.
Vieron las piezas, comprobaron su estado y pocos días
después con la ayuda de nuestro amigo Fernando Bombín transportamos todo, junto con un pequeño
sagrario, que también parecía interesante, a las dependencias del Obispado de
Palencia, el anterior Seminario Menor, donde desde hace años se viene
realizando una importante y especial labor de restauración de retablos,
cuadros, casullas, imágenes….
Suerte.
Se iba a restaurar la pieza, incluyéndolo en el convenio del
Obispado con la Diputación de Palencia.
En este convenio, en el equipo de restauradores, además de
Virginia también tenemos a otra vecina de Dueñas, Clara Muñoz.
Dos buenas personas y que quieren a su pueblo.
Creo que todo ha influido en el proceso. Son de Dueñas y
desde el primer momento han contribuido a valorar, limpiar, ordenar y montar
esta pieza.
En la primera foto que nos envió Virginia ya se veía lo que
era: Un gran sagrario y !sorpresa¡ en el fondo de éste, una “Santa Cena” que
estaba en otro pequeño sagrario.
Sí que es verdad que faltaban piezas, no demasiadas para el
tamaño del sagrario, pero poco a poco se fue reconstruyendo, siempre según las
ideas actuales en restauración.
En la complicada tarea de eliminar capas de pintura, ceras,
carcoma… aparecieron diferentes imágenes, así como figuras de aves y ángeles.
Casualidad.
El resultado final ha sido espectacular: Una pieza de arte
del siglo XVI.
Lo que sabemos por D. José Luis Calvo, delegado de
patrimonio del Obispado, es que era un sagrario que formó parte de un primitivo
altar Mayor de nuestra Iglesia Parroquial y que por diferentes motivos,
posiblemente para hacer uno más grande, se llevó a S. Agustín a petición de los monjes Agustinos.
El lugar que se ha fijado para su emplazamiento realza la
pieza, así como la labor hecha en ella, y desde su colocación nos parece que
lleva ahí toda la vida.
Sabemos que hay muchos
parecidos, y no muy lejos de
Dueñas; pero el hecho de haber podido recuperar algo de nuestro patrimonio que
estaba olvidado y posiblemente sentenciado a perderse, a mí personalmente, a los que han
demostrado su saber profesional, a todos
los que han participado de alguna manera en su recuperación y creo que a todos
los de Dueñas nos hace estar orgullosos.
Se ha recuperado una pequeña parte de nuestra Historia. Angel Carlos Diez
Diez